Manuel Benítez Pérez “El Cordobés” es hasta ahora el último Califa del Toreo reconocido como tal y el único además proclamado de forma institucional por el ayuntamiento de la ciudad, hecho que aconteció en el año 2002. Nacido en Palma del Río en 1936, fue un ídolo de masas desde su época de novillero, gracias en parte a la publicidad muy bien orquestada que le granjeó en los medios su mentor Rafael Sánchez “El Pipo”.

La gente, en tiempos en los que el país luchaba por crecer y desarrollarse, vio en El Cordobés el ejemplo del ciudadano que alcanza el éxito desde abajo y se enseguida se identificaron con él. Su desparpajo, naturalidad y desenfadado carácter fuera del ruedo, y su manera de hacer el toreo, tan heterodoxo como emocionante, todo ligado en una baldosa, sin rectificar terrenos ni perder pasos, girando talones sin enmendarse, hicieron el resto.

Es sin duda el Califa más mediático y posiblemente el más importante embajador que haya tenido La Tauromaquia dentro del pueblo. Con casi un millar de corridas a sus espaldas en distintas épocas de su carrera, todavía llegó a vestirse de luces en este siglo XXI para celebrar su condición de Califa del Toreo en el propio ruedo cordobés, que por cierto había inaugurado en 1965.